Wednesday, November 19, 2008

Mis amigos, como no.

NATACIONES

Viven para descansar, si bien por algo será,
han nacido para ver algunas cosas más.
Dicen que han salido a mí, ¿por qué me quieren atar?
Si nos quieres conocer pon el dinero aquí.

Viven de la natación, vaya equipo que tenéis,
los partidos que perdéis causan sensación.
Rápido, salones para estar mejor,
mis amigos, cómo no, han perdido ya el control.


Y esa extraña sensación era para mí
como el vuelo sin motor ...
Viven de la natación, eran para mí
como el vuelo sin motor

(Tachenko)

Tuesday, November 11, 2008

Camino

Cuestión de fe

Enfrentarse a una película como la última de Javier Fesser nos lleva a má esfuerzos de los que vienen siendo los necesarios. Debemos esforzarno para olvidar nuestros prejuicios hacia la temática, el cine español o l anterior obra del director (la insufrible Mortadelo y Filemón). Debemos esforzarnos para coronar una cumbre de más de dos horas a la que se llega caminando por un hospital donde el final es una luz o la ausencia de la misma. Debemos vencer el miedo a la muerte propia, a las creencias de los demás y a la ténebre y siniestra historia real en la que se basa el argumento. Debemos trascender a los terrenales negociados de quien maldice la película sin haberla visto y sin tener nada bueno que decir. Debemos sustraernos de la mirada oficial(ista) tonta y burda de la cortedad crítica sobre el exceso y otros derivados de la franca determinación. Debemos vencer a la nece(si)dad de pergeñarnos en lo negativo para que la sombra de nuestra duda enfríe los resultados excelsos de una película valiente, sorprendente y rompedora.

Su premisa es sencilla y la cumple con un religioso sentido del sacrificio: contar y contar bien. Para ello Fesser plantea una historia realista, basada en un hecho conocido pero pasado por el tamiz de la mirada propia. Justo el mismo proceso que ha seguido Jaime Rosales en Tiro en la cabeza pero de manera diferente. Mientras el director catalán busca la comunicación por defecto (las cosas no se ven bien, los diálogos no se oyen nada, muchas de las escenas son incomprensibles en el doble sentido de la palabra), el madrileño lo hace por exceso, visualizando hasta los sueños y las operaciones, repitiendo incluso frases de diálogo (no me refiero al montaje paralelo final) y componiendo planos cargados de información de diferente índole. Son dos formas distintas de formular lo que conocemos (sabemos el final de las dos películas) desde dos registros diferentes de la ficción. Fesser apuesta claramente por cierto clasicismo narrativo aunque sus formas están cercanas a ese neobarroquismo visual más cercano a Gilliam o Jeunet que a Greenaway o Ken Russell y que ya cultivara en sus cortos y en sus dos primeras películas.

Eso no es óbice para que la película se pueda ver como cine de género e incluso elegir, si se desea, al género al que pertenece. La comedia punteada por diálogos ágiles y situaciones hilarantes, incluso dentro de la terrible enfermedad. El drama sombrío y tremendo de una niña enfrentada a sus circunstancias (una dolencia incurable) y a un entorno que no la comprende. La tragedia, más de Barrio de Salamanca que griega, de una familia condenada por la adversidad a convivir con la muerte de sus vástagos una y otra vez. El cine de terror de los demonios que habitan en los sueños y en la vigilia y que convierten en miedo y maldad los buenos sentimientos y augurios. El musical donde todo lo positivo se convierte en bailarines improvisados de una canción bonita terminada en beso. La ciencia ficción donde unos ladrones de almas, llegados de un planeta imaginario, conquistan la tierra ante la pasividad y el conformismo de unos humanos que prefieren antes agarrarse a una mentira, que afrontar con valentía el día a día del premio cotidiano de vivir. Y es que tiene que haber de todo en la casa del señor. Señor Fesser, en este caso.

Camino sólo es el principio y al mismo tiempo el final de mucho de los prejuicios que a veces tenemos que afrontar hasta en nuestros propios comentarios. Y lo es siendo una de las propuestas más radicales (que viene de raíz, de principio, de ancla y de alimento) de nuestra cinematografía, una de las obras con más conciencia (que viene de conocimiento, entendimiento y sociedad) para superar los defectos endémicos del entramado autoreferencial y pueblerino de ese status imaginario que recibe subvenciones y hace fiestas. Camino es una rara avis de difícil catalogación, una película que en lugar de girar sobre sí misma para cerrar significados se abre, solícita pero insumisa, a la deriva abierta de la experiencia personal del espectador. Por eso está hecha para el público más que para el crítico que quiere olvidarse de que también es público. El plano final, monumental conclusión que se posiciona sin aspavientos del lado de los que creemos en la imagen (en lo que vemos) más que en la palabrería, pone el punto y seguido a una obra que a partir de ahora voy a seguir. A esta obra, sí, con los ojos abiertos. Cuestión de fe en el cine… y en el ser humano.

Tuesday, November 04, 2008

Gatorade's Song

Nada me motiva.
No quiere ser ni estar
pestañear y luego
suponer que las cosas van
como van. Descomprimir.
recompensar, ser solicito.
Construir al menos la paz que tú
Reivindicas con mi voz
Pestañear.