Thursday, December 13, 2007

Los viajes de Sullivan

Publicado en Cámara Lenta.

LO DIFÍCIL ES MÁS FÁCIL.


LO DIFÍCIL ES EMPEZAR

Preston Sturges fue pionero en muchas cosas y como mucho de los pioneros corrió el riesgo de estrellarse contra árboles que nadie había plantado. Pero como pionero también tuvo la suerte de habitar oasis desconocidos, de pisar nieve virgen y saborear noches sin días agotadores que las precedieran. Preston Sturges fue el primer guionista que pasó a ser director (si exceptuamos el fugaz paso de la pareja Hecht y McArthur) y el primero que hizo muchas otras cosas que hoy quedan en el olvido de los que tienen poca memoria y de los que hacen los libros que no se venden y las palabras que no se leen. La obra de Sturges sigue indómita pudiéndose ver como en el primer momento en la que se vio. Libre, casi con ese sabor clandestino de lo incorrecto y de la ética ponderada solamente con la propia naturaleza de su condición. Predestinada en convertirse en retrato de un futuro que no sigue recordando que el pasado no es más presente hasta que no se supera. Y en algunas cosas los postulados de Los viajes de Sullivan están por superar.


LO DIFÍCIL ES SEGUIR

John L. Lloyd Sullivan es un director de cine con una carrera consolidada a la que él piensa que le ha de dar un giro por lo que le rodea. Su cine es de evasión, cómico, divertido, básicamente insustancial. Con poca chicha y mucho no sé qué que se dice. Todos están contentos con él menos él. Todos quieren que siga por el mismo sendero menos algo en su interior que le dice que gire a la izquierda. Él toma conciencia de su importancia y todo empieza a tener mucho más levedad. Menos es más, más o menos. Lo difícil es lo fácil. Lo fácil es mucho más complicado. Pero eso se debe comprender por el camino. Pero no por el camino temporal ni siquiera por el camino espacial sino por el camino camino. Es decir, Sturges cree en la construcción de la fábula para que esta funcione más que en los personajes o en lo que se quiere decir. Cree en los mecanismos y en que la gente quede atrapada por la narración. Es mucho más inteligente creer en la comunicación que creerse un comunicador.


LO DIFÍCIL ES EL BUEN CINE


Querer contar algo no es suficiente cuando estás más preocupado de ti que del espectador. Sturges intenta enseñar a Sullivan pero le resulta complicado. La vida no es simular la vida como intenta hacernos creer el personaje interpretado magistralmente por Joel McCrea. Dejar de comer no es pasar hambre. Simular es sinónimo de impostura que es lo contrario de postura y de honestidad. Es muy fácil correr el tour si vas en (como una) moto. ¿O no? El cine debe respirar verdad y sinceridad aunque sepamos que es un entramado colectivo de gente que necesita llegar a fin de mes (unos de manera más holgada que otros) todos los meses. Igual que los que enlatan aceite (o sardinas en aceite), te preparan una paella o te recomiendan el mejor único viaje del año o de la semana. Lo que separa a Sturges de Sullivan es la conciencia de saber que lo que más importa del creador es su obra más allá de lo que pueda parecer importar. Y esa es la diferencia entre lo impostado y las apuestas seguras y sencillas.


LO DIFÍCIL ES NARRAR (SIN GUARDAR LA ROPA)


Lo que se viene a llamar cine clásico es lo más rompedor que nos ha pasado en los últimos ciento y pico años. La estructura narrativa clásica es, por así decirlo, la sublimación de las corrientes narrativas de otras artes. Un compendio de soluciones basadas en la creación de problemas que enganchen y enlacen las diferentes piezas de la obra de arte a cohesionar. Y que sea solución y que sea problema. Las obras demasiado cerradas huelen a charca. Por el contrario, Los viajes de Sullivan es un océano de corrientes circulares cálidas, frías y templadas que no paran de apuntar diferentes metas siempre con solución de continuidad según nade el pez. Tiene un principio y varios finales a los que sigue otras especies de principios (morales o modales, qué más da) que nos hace vislumbrar las diferentes etapas del círculo vital de cada individuo. A saber, reconocimiento-más (otro tipo de) reconocimiento, cambio de rumbo-vuelta al mismo sitio, relación de pareja para volver a afrontar el cambio de rumbo-celebración, celebración-discurso (reparto del premio), castigo-descubrimiento de los mecanismos (y de que no se debe jugar con ciertos sentimientos), descubrimiento del yo-vuelta a el primer momento de reconocimiento ya no por parte de los demás sino por parte de uno mismo.

LO DIFÍCIL ES NO PERDERTE EN TU CASA


Porque el camino no existe hasta que no se anda como decía Machado, luego Serrat y hasta Nino Bravo a su forma (formarán mi destino las piedras del camino o así.) Porque en esas seis etapas que conforman los noventa minutos escasos de este extraordinario y ambiguo filme nos damos cuenta que giramos (y Preston Sturges lo consigue mediante una puesta en escena que cada final de secuencia nos remite al meollo de la siguiente) sobre elementos conocidos y reconocibles. En la primera de ellas es el propio yo hinchado del cineasta de éxito y lo hace en el marco conocido de la propia estructura de la industria del cine. Los productores, su ex mujer y fragmentos de su obra van colocando el avituallamiento envenenado de la propia bilis de un director que luego sufrió todos esos rigores e incluso lo pagó con su vida (es decir, con su obra.) En la segunda no es ya el yo profesional sino el yo personal, el ego del triunfador social que es utilizado para seducir a una mujer. La ostentación de la personalidad y de lo conseguido lo llevan a empezar de nuevo, de otra manera y acompañado. El happy end es el leitmotiv de la tercera parte y la propia paradoja de la mitad de la película. Sully Sullivan, tras recoger todo la información que le hace falta, enferma y da por concluida su desagradable aventura. Parece que ya lo ha aprendido todo sobre los pobres y cree que es tan fácil plasmarlo en la pantalla como contratar actores. Por eso el punto de anclaje de la cuarta etapa no es otro que la carencia de guión de la vida, la ausencia de sentido y de trucos formularios. Y ese es el momento en que la ambigüedad es menos clara y más retorcida. La vida no tiene oscars (aunque yo conozco a uno en el trabajo) y no se puede tratar al pueblo con la mentalidad capitalista que se pretendía denunciar. En el lumpen también hay gente que mataría por los mismos motivos que matan los estados democráticos al uso. Eso nos lleva a una quinta parte donde llegamos a una conclusión certera y que personalmente me agrada (chifla, sullibeya) y por la que quizá esta película me parece tan necesaria como efectiva y genial. Sullivan va a parar a la cárcel y esto ya no es ninguna broma. El homeless que le robó el dinero y los zapatos es atropellado por un tren y el personaje publico del director de cine muere con él (los zapatos, además de constituirse en metafórico fetiche de los pies en el suelo y de la pobreza y la riqueza, llevan escrito el nombre de Sullivan para que no hubiera peligro para reconocerlo.) Entre rejas y con trabajos forzados, el burgués director comprende que la muerte está mucho más cerca de la vida si no tienes mansión con piscina. Pero ese no es el descubrimiento esencial. Lo que descubre Sullivan es que el cine social no se hace haciendo cine social sino haciendo cine para la sociedad. La secuencia de los presos en la iglesia a la que van a ver una película de Walt Disney tendría que entrar en la historia de la narrativa cinematográfica junto a las escaleras de Odessa, el bautizo de asesinatos sincronizados del hijo de Michael Corleone o el final aterrador de dos torres gemelas que se separan entre dos hombres que se alejan, cada uno por un lado, en Munich. Ese descubrimiento es realmente es el descubrimiento del yo del principio, que es el descubrimiento al mismo tiempo no de Sully Sullivan sino del propio Sturges que por primera vez (y quizá última) abandono el surrealismo extremo y divertido de su obra para forjar una maravillosa obra maestra del cine social al que se había decidido a redefinir renegando casi de su existencia y necesidad. Y esa es la clave de la sexta parte y de la película.

4 Comments:

Blogger David Monthiel said...

tremendo!

larvontrier!

10:44 AM

 
Blogger Flitcraft said...

Gran análisis y gran película. Eres un crack.

2:19 AM

 
Blogger Roberto A. O. said...

Y encima con una Veronica Lake más bella que nunca....

Saludos

4:53 AM

 
Blogger Unknown said...

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