Thursday, September 28, 2006

La soledad y yo

Ahora ve la tele y toma el mando. Luego no me deja dormir y me silba al oido. No quiere ver a mis amigos y me dice que ellos tampoco quieren verme a mí. A veces le tengo que dar la razón. Me chupa un huevo. La vida se renueva y siempre hay gente que respira en todas partes. En todas partes.

Más tarde hace como que sí y se oye una canción lejana. Va abriendo ventanas y ventanas hasta que entra en mi baño. Baila desesperada como buscando una razón. Te he dicho mil veces que no la hay. Ella no me quería y yo tampoco.

Así de fácil toca mi alma. Promueve una razón y conquista el Perú y la tierra de los que saben elegir los regalos. El odio es quizá el motor de lo que me queda mi vida. Lo pensé anoche mientras hablaba con una chica sobre un ciclista.

Vagabundeé de La Latina a Chueca y de Chueca a Malasaña. Coleccioné miradas, sospechas, una visión global de lo que nos ocupa. Mi soledad quería coger un taxi pero no le presté dinero. Me acompañó hasta la cama.

Hoy es domingo y mañana será lunes. Qué coñazo de vida.

Wednesday, September 27, 2006

Octubre (y yo sí voy a estar)

Y si la calle se pinta de rojo y los árboles tiemblan
no podré volver a vivir
si el otoño se hace magro, la mugre emigra, un amigo moja
no viviré para volver a poder
si la casa se derrumba, el odio me atañe, el oro me insunfla
no podré vivir ni volver
si pudiera, viviera, volviera, me viera con esa falda
consumiera la última línea del autobús que se queda
y los pájaros, sí esos pájaros, adobaran el cielo
con su música de silencio, plumas, nubes y alas.
si volviera, pudiera, viviera de danzar parado
en la falda de la cumbre de la mano de la pata de la nada
Y si la calle se pintara de rojo y yo me pintara allí parado
y los árboles vivieran, nacieran, volvieran a ser raices
saladas de patata, si pudiera no sería ni quisiera,
acabaría, sin plumas, sin pico y sin nada, volaría quieto
me arrastraría,quietos, sería hoja, rama y ya ni el odio
ni el dedo de tu padre, ni el coño de tu hermana,
(me tapo un poco más fuerte, ya no es verano), ni nadie a milado
nada que no es nadie si no es nada, nada, y es otoño
hasta en el Corte Inglés, imáginate en mi cama.

Thursday, September 21, 2006

8

Dejo encendida la televisión
y cuando me despierto
es casi por la mañana.
Lleva encima sólo la sábana
y por la ventana entran ya
algunas luces y parece aún más dulce,
y los rayos aterrizan en su espalda.
No saldría nunca de la cama.
Y las nubes en el suelo
y el color de este cuarto.
Si me muevo se podría despertar
dejará que esté con ella,
yo podría ser su esclavo.
Ahora ya no necesito más.

Haría lo que fuera,
daría algo más.
Entonces se despierta,
me mira y sé que nada va a pasar.
De pronto sé que nada va a pasar.

Y me sonríe, y todo vuelve a brillar,
y se acerca, y nada puede salir mal.
Y si se queda cuidaré siempre de ella
y entrarán rayos de sol por la mañana ,
aterrizarán sobre su espalda.
Y las nubes en el suelo,
y el color de este cuarto,
y las cosas que le tengo que decir.
Dejará que esté con ella
dejará que esté a su lado
pues eso es suficiente para mí.


(Los Planetas)

Monday, September 18, 2006

Y además es posible

Anoche te vi unas 30 veces en la fiesta del Partido comunista. Y eso que creo que no fuistes.

Friday, September 15, 2006

Regreso a Bodega Bay (y a la crítica de cine)

LOS PÁJAROS: De repente, el último fin de semana.


-Presentación o intento de disculpa.

De Hitchcock se ha dicho mucho, sobre todo él. Truffaut metió la patita por debajo de la puerta y el orondo inglés nos abrió a todos los portones principales del paraíso del conocimiento. Por eso intentar teorizar o aplicar luz a la oscuridad (o vicervesa) en este tema es complicado. Tanto como explicar lo inexplicable y nuestro miedo a ello (y al superyó y hasta al yo que tanto conocemos.) Pero el conocimiento siempre va unido a lo inexplicable mientras queramos que siga funcionando la maquinaria. Y si no ya tenemos el libro de Truffaut y la obra de Hitchcock. Todo lo demás es la traducción exacta del título de una película de Woody Allen.

-Ornitología y humanidad.

Hitchcock es, además de uno de los mejores directores de la historia, uno de los analistas del ser humano más implacable, oscuro y contundente, todos un bon vivant que miraba mal y acertaba, un católico atormentado que, en lugar de suicidarse, cogía a sus personajes y les regalaba toda las cuerdas, todo el veneno y todas la venas que necesitaran para hacerlo. Sus personajes, como ganado sin marcar, como animales perdidos en su defensa, como McGyver sin jefe, qué coño, sabían zafarse de la muerte segura que tan segura les esperaba a sus espectadores. Caminos para escapar que el señor había inextricablemente construido para atajarse: el vértigo, la psicosis, el frenesí. Evolución sin duda de la sospecha, el tormento y la sombra de toda duda. En definitiva, el hecho cinematográfico, el arte de Bergman, Lang, Tarkovski o Bresson. Y el de Chaplin, Keaton, Cocteau y Aldrich.

Lo importante siempre será el qué, el por qué es más secundario. Porque todo estaremos de acuerdo si llegamos a la conclusión de que es inútil explicar porque los pájaros atacan a las gentes de ese pueblo de observadores de la vida de los demás que viven o no viven en Bodega Bay. De la profesora despechada, la niña repipi, el borracho que por una vez dice la verdad, la vieja que quiere creer la suya
(la de los libros), el bruto, el débil, la madre de todos los corderos y la abuela de todos los pájaros. De todos los que se apoyaron en el cable telefónico (y el hilo dental) para desde allí observar su propia vida. Años después, una mujer desde un faro y una estación radiofónica, consiguió salvar al mismo pueblo de los fantasmas de su pasado. Pero esa es la misma historia. Lo que pasa es que aquí no se puede hacer nada porque a veces el humano no puedo hacer nada y eso hay que comprenderlo como lo comprendió Hitchcock. De repente llega el último fin de semana y todas las historias que están empezadas se terminan de la misma forma. Ese es el mayor terror que puede asediar nuestras vidas de espectadores secundarios. Gerard Lenne decía algo sobre eso pero el libro está descatalogado y no lo he podido encontrar.







- Puntos de partida y de fuga

Una chica pija y guapa, valga la redundancia, se introduce en un mundo que no le pertenece motivada por un juego (el juego es más atractivo que la redención vontrierana de ese culebrón para gafapastas titulado Dogville) al que ella cree saber jugar. El mus de las rubias, que son guapas, que son rubias y que son pijas. La seducción que quien la rechaza. En este caso un abogado que parece un carnicero que se parece a Rod Taylor. A la chica la acompaña unos pajaritos que se comportan bien ya que son los únicos a los que se les ha domesticado con unos barrotes de hierro, una ración de alpiste y una casa con terraza. Como ella, que sale en los periódicos y todo de lo domesticada que está. Creo que estos datos bastan para ponernos en situación.



-Los mecanismos del caos

Los pájaros es una obra maestra, digámoslo ya. Es compendio y síntesis, síndrome y sintaxis de la filmografía completa del maestro de Leytonstone. Es el resumen de todas las historias y la historia de todos los resúmenes: 1- Los pájaros están dentro de la cabeza y fuera. 2- La cabeza la guardamos en la jaula de cristal de la inconsciencia. 3-El método empírico nos hizo mucho daño, querido Watson.

Es compendio porque todas sus obras están presentes en este catálogo de obsesiones y hallazgos. Es síntesis porque están todas en una. Está el héroe un poco estúpido y la rubia de la que se enamora tras haberlo provocado todo o no. Está la ingenuidad y la suspicacia habitando bajo un mismo techo. Está las circunstancias que son capaces de destruir el plan más perfecto. Hay una soga, una sospecha, un falso culpable y una muerte que te pica en los talones. Hay una señora atormentada, hay una trama hecha por los personajes secundarios, la sombra de una duda, una cortina rasgada y un hombre que sabía demasiado poco. Están las neuras, está el horror y está la gran escapada de nuestros propios miedos. Algunos mueren y otros se salvan. Están en una casa con una madre rara y seres vivos muertos.

Es síndrome de su cine más enfermo e incomprendido porque es principio de un arte más obsesivo y sin concesiones que dejó obras maestras como Marnie, la ladrona, Frenesí o La trama y otras menores, aunque gente que sabe más de esto que yo digan que no (Topaz o Cortina rasgada.) Es el síndrome que sigue al primer síntoma, of course, la magistral y única Psicosis.

Y es sintaxis porque nadie como el inglés comprendió que quizá sin esqueleto no se puede vertebrar nada, que las sensaciones sin sensores son “eau de boutade”, que para volar hay que tener alas o al menos cielo o ser persona. Para Hitchcock el lenguaje es la única forma de comunicarnos y el cinematográfico la única manera de trascender a los otros lenguajes. La planificación, el tempo narrativo y la puesta en escena son las letras y lo son desde el guión hasta el rodaje hacia la pantalla. Coger una comedia rosa (primera escena de la película) y convertirla en una nihilista oda al terror (la última escena) se consigue intentando hacerlo, teniendo la certeza de que mover las piezas puede cambiar el significado del juego. Un mediodía soleado de viernes en la concurrida San Francisco nos lleva a empujones hasta una desolada noche de domingo en un pueblo abandonado a su suerte llamado Bodega Bay. El itinerario es el camino que sólo se hace una vez, durante un buen mal rato y te deja exhausto.





Luego está esa forma de disponer el tiempo dentro de las dos horas que dura la película. Como conseguir que la música que vas poniéndole al trayecto te haga llegar al final queriendo escuchar más música. Esto del tempo viene a ser lo mismo que el planteamiento y la puesta en escena pero en otra unidad diferente del sistema métrico. Hitchcock sabe utilizar los silencios de Bernard Hermann (lo que no es óbice para que cree una de las bandas sonoras más escalofriantes de la historia) para que todo suene en el momento preciso con la intensidad conveniente. El primer ataque de la gaviota a Tippi Hedren casi cuando está llegando al embarcadero, es el ejemplo claro de cómo mover los hilos. Lo que hasta ese momento era una rara historia de amor de esas que son sólo posible en las películas (ella va a buscarlo, ella hace que la vea, él corre hacia ella, se van a encontrar y a darse el primer muerdo) se convierte en un inquietante punto de partida.


-Las estrategias del miedo


Los pájaros no tienen buenas intenciones y lo hemos visto, que es casi tan importante como que no en el cine de terror. El climax vendrá en este caso por el número de actantes no por ser un animal enloquecido o fuera de sitio como podía pasar en otras obras maestras del terror que vinieron detrás de ella: Tiburón (Jaws, 1975, Steven Spielberg), Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979, Ridley Scott) o La cosa (The thing, 1982, John Carpenter). El punto de inflexión de la normalidad será sólo una avanzadilla, un kamikaze, un representante autorizado, no la extrañeza o la oscuridad o las dos cosas, sino la representación carnal (y conocida) de la normalidad transmutada. La falta de explicación es la mayor estrategia para hacernos desconocer todo lo que hemos aprendido en la vida y en el cine, en un aula iluminada o en una sala oscura, con maestrillos con sus librillos y con subrayadores agotados, feos y aburridos. Hitchcock daba una lección cada vez que se ponía tras la cámara, nos enseñaba a olvidar lo aprendido y a abrir bien los ojos y el cerebro. Siempre lo hizo y en Los pájaros además estaba inspirado. La escena en la que Tippi Hedren está esperando en la puerta de la escuela, fumando un cigarro y mirando a cámara mientras los pájaros se van concentrando poco a poco tras su espalda es un ejemplo de su forma de actuar. El espectador sabe lo que está pasando mientras el personaje pierde el tiempo tontamente ante nuestra vista. Eso nos enerva por partida de doble y eso aumenta el desasosiego que nos alimenta- Luego el ataque y la forma de rodarlo en 1963 sin apenas efectos especiales y con la única ayuda del talento a disposición del cine y no al revés.







-Matar un pájaro de dos tiros


Hitchcock conseguía crear un referente y al mismo tiempo una obra maestra de la planificación, el tempo y la puesta en escena, una filosofía de la imagen imitada hasta la saciedad, un aprovechamiento de recursos encaminado a hacer más preguntas y no proporcionar tantas respuestas. ¿Por qué atacan los pájaros? ¿Realmente le importa a alguien?

Wednesday, September 13, 2006

El día en que aprendimos a decir Tulús

Yo había llegado diez minutos antes de las quince y veinte. Me encaminé a la barra y tras saludar al viejo Simón,me pedí el cafe de rigor y con azúcar. Gastón comenzó a proponerme uno de esos negocios que nunca se concretan, mientras yo intentaba ver su llegada en el reflejo del reloj. Estaba pálido y triste: Hacia frío, había perdido el Cartagena en casa y en el periódico hoy tampoco venía mi esquela. Tomé mi celular y llamé a Brigitte: "Llevo 5 días con esta absurda careta, cariño, y aún no te ha dado por envíarles el fax a Las Mondes. ¿Qué has estado haciendo para no hacer eso?¿Por qué si son las 3 y 25 aún no te tengo a mi lado?" Bernard y Pierrod reían desde la otra esquina de la barra. Supongo que Gastón les habría querido vender otro remedio para la vida eterna. A mi más que la careta, mi muerte, el Cartagena y el tiempo me preocupaba que Brigitte ya compartiera con otro su cama, sus sudokus y su sudor. Pedí a Gastón un bolígrafo para rellenar el crucigrama y me dió un escorpión con la cola atada en el ombligo. "Es infalible y sólo pica cuando falla" aseguró el camarero rubio. El crucigrama estaba relleno pero con las letras cambiadas. Donde tenía que poner sinrazón ponía otra, donde encajaba perfectamente Niza se podía leer insistir. El escorpión me miraba a los ojos y yo creí comprender. Entonces apure mi café y rompí el crucigrama. Llamé a Brigitte y le dije que no hacía falta que viniera y que la esquela la rompiera o se la vendiera a otro muerto. Gastón no me quiso cobrar, Pierrod no me quiso pagar. Me quite la careta y me di cuenta de que ella tenía mis mismos rasgos. Pasaban treinta minutos de las cuarenta y 50 y yo no era feliz pero tampoco lo contrario y estaba vivo y no estaba muerto o algo así.

Monday, September 11, 2006

A vueltas con la muerte

Hoy que es un día en el que la vida vuelve a regalarme una sonrisa (La sonrisa se llama Rubén, pesa 3750 gramos y mide 51 cm)me quiero acordar un poco de la muerte.

Mi cielo está en tu boca
Está en tu boca
Está en tu boca
Tu infierno me provoca la frialdad
Yo que muerto valgo poco
Porque poco valgo vivo
No me parece ni de recibo
Que me quisieras matar

Soy el ropero que huele a viejo
Cuando te bañas
Soy el loco misionero
Soy el ladrón pendenciero
Yo soy mi tela de araña

Allí voy matando el tiempo
Que me queda de esta vida
Y si me nace una herida
Bautizaré tus entrañas


Y aunque se muera maldito
Y de sequía el corazón
Palpiten más tus deseos
Y si de gordo no muero
Que me fusilen por feo
Que me fusilen por feo.

Que moriré con el puño en alto
Y con las palmas ensangrentadas
Y moriré para ser exactos
Con las heridas casi curadas

Y moriré porque no hay más cuento
Y ni te cuento
donde carajo murió esta poesía

Que yo no oculto más el delito
Mi abogado murió frito
Cuando ella más me quería

Y yo no muero ya más ni mato
Ni tengo un gato pa mi siete vidas

Letra: El misionero
Música: Los Panteras

Friday, September 08, 2006

¿Estamos?

Somos (Laboratorio del ritmo)


Nacimos, crecimos, y los huevos pusimos
la cesta de mimbre nos reproducimos
a ser vividores por muchas razones
Animales, humanos, se ve que cantamos,
personas que nacen con piernas y manos
llegamos, tocamos y después miramos
Somos caradura vestimos con pluma
somos raíces que sueñan,
somos de papel
Somos el laboratorio de ritmo,
fresquitos sin accesorios,
somos el cable que enciende tu luz
Somos todo lo que quieras tu
Somos coyote y avestruz
Somos el viento, somos kalo,
somos boquete en el pantalón,
Somos pequeños y salvajes, Somos valientes, lo digo yo,
todos tenemos la solución,
Somos más listos que los propios animales.
Encierro tu rabia redonda,
la lío, la estiro y la pongo de alfombra
y me muerdo los dientes
volar es mi reto me aprieto y lo intento
Queremos nadar en el agua
que hay en el aire que todo lo envuelve,
somos serpentina que al viento se cubren
Somos energía, la noche y el día,
somos berberechos sin rumbo, sin peso,
ganamos para perder
Somos un diccionario
con nuevas canciones en tu calendario,
somos marionetas que quieren saber
Somos tu y lo que quiera todo
somos mas feos que los monos
Somos el viento, somos kalo,
somos boquete en el pantalón,
Somos pequeños y salvajes,
Somos valientes, lo digo yo,
todos tenemos la solución,
Somos más listos que los propios animales.

(Los Delinquentes)

Sunday, September 03, 2006

Vigesimoséptimo intento de epitafio

Olvidarme que tengo que olvidar lo olvidado que me olvidas. Poner una piedra, olvidar esa piedra, construir en la piedra. El odio sigue a mi lado y a mis amigos nunca les cayó bien. Pero he comprado este gramo con él y hasta que no se termine no desaparecerá. Mandaré mis cáscaras a cascarla. Y a su vera mi cadáver. Y sin ser blanco sentirme negro.